xoves, 19 de xullo de 2018

Alfabetizaciones múltiples: Rutina Veo-Pienso-Me pregunto

La era digital ha posibilitado que cualquiera pueda crear contenidos. Muchas veces desconocemos al creador/a y si proporciona información confiable y válida. Eso hace que la alfabetización mediática (Media and Informational Literacy en inglés) sea imprescindible, así como el conjunto combinado de competencias y habilidades que lleva asociadas. 

Nosotros/as, como docentes, tenemos también la responsabilidad de aprender estas estrategias y examinar cuál es la mejor manera de convertir a nuestros alumnos en pensadores críticos y productores activos de información. La UNESCO, de hecho, nos indica que el desarrollo de estrategias AMI en el entorno educativo es un asunto clave, prioritario y necesario. Estas estrategias tienen como objetivo empoderar a las personas en todos los ámbitos de la vida para buscar, evaluar, utilizar y crear la información de una forma eficaz para alcanzar sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. Esto es un derecho básico en un mundo digital y promueve la inclusión social de todas las naciones”. (UNESCO, 2011: p.16).

El SPOOC Alfabetizaciones múltiples. Más allá de la lectura constituye una visión rápida, una perspectiva a vista de pájaro de los elementos envueltos. A continuación dejo un pequeño resumen visual de los contenidos que se analizan en el curso.



La primera tarea que nos invitan a hacer, con el objetivo de trabajar el sentido crítico ante la información que consumimos y/o producimos, es utilizar la rutina Veo  - Pienso - Me pregunto como herramienta para analizar información. 


Para ejemplificar esta rutina, propongo usar un anuncio que se emitió en la Super Bowl de este año 2018. La cuña publicitaria que se emplea en este evento atrae muchísima atención y hay gente a la que el deporte en sí no le interesa mucho pero espera para los anuncios porque no conocerlos implica descolgarse de las conversaciones cotidianas durante una buena temporada.


El vídeo y posterior análisis puede funcionar como calentamiento en la clase de inglés de nivel B1 en adelante, para activar los conocimientos previos respecto a la publicidad (uso y funciones del lenguaje, tipología, mensaje, narrativa, música, ritmo, etc) y observar cómo se emplean esos recursos en este caso en particular para conseguir su efecto deseado.
  • VEO - ¿Qué ves? 
  • PIENSO - ¿Qué sentimientos te genera? ¿De qué premisa básica parte? ¿Qué solución se propone? ¿Qué efecto tiene la música? ¿Y la letra de la canción?
  • ME PREGUNTO - ¿Qué efecto tiene en ti el uso del humor y/o la exageración? ¿Hay un mensaje subliminal?
Además, un anuncio se debe examinar en su contexto, entonces podríamos entrar en más detalles analizando el contexto, por ejemplo en relación a tres tendencias establecidas por BusinessWire según una encuesta realizada en los primeros meses de 2018:
  • 9 de cada 10 encuestados/as reconocen que no tienen suficiente ahorros para su jubilación
  • 1 de cada 3 americanos no tiene nada ahorrado para la jubilación
  • 7 de cada 10 reconocen que les podría ir mejor en sus finanzas

mércores, 11 de xullo de 2018

Lecturas (II): Contra la lectura



En la XI Xornada dos Clubs de Lectura que tuvo lugar en Santiago de Compostela el pasado 1 de junio de 2018, los/as docentes asistentes recibimos como regalo el ensayo Contra la lectura (2018), de Mikita BrottmanBrottman es doctora en Lengua y Literatura Inglesa, investigadora y profesora, aunque prefiero pensar en ella tal y como se define en el libro, una mujer que "lee mientras camina por la calle" (p.96).

Brottman, con su ironía y su tono desafiante, me desbarató los esquemas desde las primeras páginas.
"En este libro expongo dos argumentos básicos. El primero de ellos es que la lectura, en sí misma, no es necesariamente una actividad virtuosa; qué se lee y cómo se lee marcan la diferencia. El segundo es que leer demasiado es, de hecho, algo posible" (p.9)
En un libro que en inglés se tituló The Solitary Vice: Against Reading, en alusión a la masturbación, sólo cabía esperar que el desafío fuese en aumento, poniendo en entredicho con humor fino supersticiones, cánones y clásicos.
"Queridos lectores: la próxima vez que escuchéis a alguien quejarse de que ya nadie lee, preguntaos: ¿qué representa "leer" para esta persona? ¿Qué es lo que de verdad le preocupa?" (p.10) 
"Permitidme dejar las cosas claras: no hay libros que "debáis" leer" (p.111) "Hay muchas razones por las cuales la gente cree que hay libros que "deben" leerse, pero sospecho que la mayoría de ellas pueden resumirse en inseguridad intelectual, esnobismo, temores residuales de clase, egoísmo y una especie de folclore supersticioso arraigado en la tradición y en el nacionalismo, reforzado por las disputas territoriales académicas y culturales, y plasmado en los planes de estudios escolares y universitarios" (p.118)
"Los clásicos son, en realidad, una selección bastante aleatoria de curiosidades cuyo estudio se nos exige por el simple hecho de que, por diversos accidentes circunstanciales, resulta que han sobrevivido" (p.123)
Brottman se ríe también de impulsos, manías y neurosis y de esta "moda" de chulearse de los libros leídos (¡y de los no leídos!), de  la propia idea de que los libros nos hacen mejores, "junto con reciclar, meditar y reducir el consumo de carbohidratos" (p.19)  y concluye que "la lectura está muy sobrevalorada"  lo que ha derivado no en la muerte de la lectura como muchos pregonan, sino en la muerte del criterio (p.21).

Desmitifica las bibliotecas como templos del conocimiento para llenarlos de nuevas connotaciones como espacios que producen angustia al recordarnos que "por mucho que vivamos, nunca conseguiremos leer ni una ínfima parte de los libros que ya existen" (p.69); y como lugares que atraen suicidas o se asocian a la muerte: "todos eses depósitos subterráneos y polvorientos recuerdan a un mausoleo..." (p.71). Igualmente, discute ese supuesto efecto negativo que Amazon ha tenido en las librerías.

Ojo que el título es un engaño. No faltan las declaraciones de amor a la lectura y sus virtudes, sobre todo como camino al autoconocimiento (de nuevo como la masturbación).
"Según Freud, la lectura, al igual que el arte y la escritura creativa, es un modo pueril y regresivo de soñar despierto" (p.104)
No faltan tampoco las recomendaciones y la visita guiada por los estantes de la biblioteca universal que sirven tanto para lectores como para no lectores:
"La poesía es mejor reservarla para momentos privados, especiales, tal vez tras haber tomado un par de copas, cuando nos sintamos solos y reflexivos" (p.125) 
"Solo deberíais leer libros con los que disfrutéis" (p.133)
Y por último, muy en la línea de lo que defendía Xabier P. Docampo, nos recomienda a los/as docentes no simplificar ni dulcificar nuestras recomendaciones lectoras. ¿Cuántas ficciones inquietantes constituyen una lectura de lo más gratificante? ¿O libros brillantes que nos alteran nuestras ideas preconcebidas y nos hacen sentir peor? ¿Deberíamos evitar recomendarlos porque no son "divertidos"?
"Mortimer J. Adler argumentaba que "incluso cuando tienen buenas intenciones, la práctica de los educadores que tratan de hacer el proceso de aprendizaje menos doloroso de lo que es, no solo lo vuelven menos estimulante, sino que además debilitan la voluntad y las mentes de aquellos sobre quienes se perpetra este fraude" (p.143)

luns, 2 de xullo de 2018

Lecturas (I): En el enjambre




A raíz de este artículo de El País descubrí a Byung-Chul Han, ensayista y filósofo surcoreano que destaca por su disección de nuestra sociedad del hiperconsumismo. Su primer libro ya apareció hace unos veinte años, pero hasta 2009, cuando comenzó a ser traducida su obra y 2010 cuando se publicó Die Müdigkeitsgesellschaft (La sociedad del cansancio en español) no empezó a captar atención fuera de Alemania, su país de adopción.

Su filosofía arroja luz sobre los cambios que sufrimos en la transición de la sociedad post-industrial a la digital. Reflexiones escritas con claridad, hieratismo y gravedad que pueden parecer exageradas pero son necesarias. En el enjambre es para mí el más poderoso de los tres libros que he leído de Han. En él nos invita a valorar por completo las consecuencias de la "embriaguez del medio digital" (p.11), ese panóptico donde entramos voluntariamente permitiendo que el big data desintegre con alegría nuestra vida privada.

La comunicación digital deshace las distancias espaciales e implica una erosión de las distancias mentales, lo cual va en detrimento del respeto, porque "Es precisamente la técnica del aislamiento y de la separación, como en el Ádyton, la que genera veneración y admiración" (p.14).

"«Respeto» significa, literalmente, «mirar hacia atrás» (...) presupone una mirada distanciada, un pathos de la distancia (...) Una sociedad sin respeto, sin pathos de la distancia, conduce a la sociedad del escándalo" (p.13)
Esta falta de distancia también lleva a una mezcla de lo público y lo privado, a una exposición pornográfica de la intimidad, porque ya no es posible ninguna esfera privada, "la dominante coacción icónico-pornográfica la elimina por completo" (p.15)

El tejido digital favorece la comunicación simétrica y activa, lo cual es positivo. Por otro lado, sin embargo, elimina jerarquías porque somos a la vez emisores y receptores y de ahí que ocurran shitstorms tan a menudo, como "reflujos comunicativos", ruidos o barullos.
"La comunicación digital hace posible un transporte inmediato del afecto. En virtud de su temporalidad, transporta más afectos que la comunicación analógica. En ese aspecto el medio digital es un medio del afecto" (p.16)
Ligadas a las shitstorms  y a esa sociedad del escándalo, están las olas de indignación, que movilizan y aglutinan atención pero que son efímeras y volátiles. Carecen de firmeza y actitud y no permiten diálogo ni discurso, porque son en realidad fruto de la preocupación por uno mismo.
"La indignación digital no puede cantarse [como la Ilíada]. No es capaz de acción ni de narración (...) es un estado afectivo que no desarrolla ninguna fuerza poderosa de acción. La distracción general, que caracteriza a la sociedad de hoy, no permite que aflore la energía épica de la ira" (p.22)
Otra idea subyacente que da título al libro es que la sociedad digital no puede definirse como una masa (Gustave Le Bon, 1895) o una comunidad, porque según Chul Han, es un enjambre digital donde "los individuos particulares se funden en una nueva unidad en la que ya no tienen ningún perfil propio. Una concentración casual de hombres no forma ninguna masa (...) no es coherente en sí. No se manifiesta en una voz. Por eso es percibido como ruido" (pp. 26, 27). El enjambre digital carece de intimidad de congregación, es volátil e inestable y se caracteriza por "la soledad (non multitud, sed solitudo)" (p.32).

La infoxicación es otra consecuencia inevitable: Ya que todos somos consumidores y productores a la vez, se incrementa exponencialmente la cantidad de información. Se produce una desmediatización de la comunicación y perdemos a la "clase sacerdotal" de los periodistas. Todos queremos estar presentes y dar nuestra opinión sin intermediarios.

Por otro lado, dado que exigimos transparencia total "se hace imposible una planificación lenta, a largo plazo. Ya no es posible dejar que las cosas maduren. El futuro no es la temporalidad de la transparencia. La transparencia está dominada por presencia y presente" (p.36). La exigencia de hacer transparente el escribir mismo influye también en nuestros procesos de escritura, que dejan de ser creativos y de entrar en lo no transitado para centrarse en la adición. 
"El medio del espíritu es el silencio. Sin duda, la comunicación digital destruye el silencio. Lo aditivo, que engendra el ruido comunicativo, no es el modo de andar del espíritu" (p.39)
Esta idea se desarrolla en más detalle en La sociedad de la transparencia donde la idea subyacente es que "La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual" (p.12).

Como sujetos digitales podemos tener la percepción de ser habitantes de un medio democrático, pero quizás no está de más revisar algunos parámetros sobre los que Han pone el foco, y ver cómo el "enjambre" nos somete a una constante observación, cómo construimos las proyecciones digitales de nuestra identidad y en qué basamos nuestra definición de éxito en esta era de modernidad tecnocapitalista y entrópica.