domingo, 11 de novembro de 2018

Creatividad (XV): Color

En el mes de junio me inscribí en el curso "Creatividad, diseño y aprendizaje mediante retos", ofertado por el INTEF. El título me parecía atractivo aunque también un poco cajón de sastre. Meter tres cosas tan complejas juntas en el mismo curso... Mmmm. Desconfianza inicial. 

Iniciamos el curso y se hacen los agrupamientos (a lo loco, más por disponibilidad que por afinidad) y acabamos juntas Rosa Domínguez, Iria González, Antonia Lliteres, Carla Longobuco y yo. Cinco docentes de contextos diferentes (primaria, secundaria, FP y EOI), circunstancias personales y variadas y horarios de conexión dispares. Mmmmm. Me gusta el trabajo en grupo, lo disfruto, pero veo el valor del trabajo en solitario - y de hecho, comparto las ideas de Holy Welham respecto a las ventajas de éste último y el abuso que estamos haciendo del trabajo en grupo como metodología.

Los objetivos personales que me había marcado respecto al curso los recogí en esta entrada. Eran estes:
  • Examinar más bibliografía sobre esta temática para ir aclarando ideas y ver cómo encajan los otros dos aspectos del curso (el diseño y el aprendizaje mediante retos) con ese otro más abstracto de "creatividad". 
  • Aprender estrategias prácticas para fomentar la creatividad en el aula. 
  • Conectar con otros/as docentes con inquietudes similares buscando puntos de encuentro incluso teniendo perfiles diferentes.
Ese era mi punto de partida tanto en término de actitudes como de expectativas, aparte de la frustración y culpabilidad de haber abandonado otro curso ofertado por la misma institución el año pasado.

Casi dos meses más tarde, termino el curso con la entrega de esta última tarea grupal: la propuesta refinada tras haberla pasado por varios filtros y someterla a un proceso de evaluación.





Comienzo primeramente por el trabajo en equipo. En el grupo hemos resultado ser cinco cartas del mismo palo, y es bastante felicidad cuando te toca una mano así. Normalmente me conformo con que no haya elementos discordantes en el grupo, y me refiero a esos que rompen la armonía o son un obstáculo para el desarrollo del trabajo.



No sólo no ha habido de eso en el grupo A3, sino que el trabajo ha fluido de forma natural. Pero además me ha llevado a reflexionar en varios aspectos del trabajo grupal:

  • ¡Qué increíblemente sociales somos! A nivel neurológico nos encanta ser parte de un grupo, reconocidos y apreciados por los demás. Los foros del curso han resultado ser geniales para crear equipo. No conozco personalmente a ninguna de las personas con las que he trabajado, pero de alguna manera hay unos hilillos de mayor o menor grosor que nos conectan. Me ha ayudado que todas mis compañeras tuviesen una foto de perfil clara y pueda poner cara a cada una de ellas, incluso para organizarme y saber quién hace qué aportaciones. 
  • En el curso podía haber elegido la opción de hacer el trabajo en solitario. Me alegro de haber escogido en todos los casos el grupo. Hemos tenido que hacer tareas intelectuales de alto orden, y la cognición social y la memoria transaccional han sido claves.
  • Ya sabemos que no hay evidencias de los estilos de aprendizaje. Pero sí es cierto que cada uno destacamos en un ámbito en particular por aptitud, motivación u otra razón personal. Esas habilidades individuales, y poder centrarse en las tareas en que podemos demostrarlas mejoran el producto final.
  • Hay que interactuar, y esto es un beneficio tanto para las introvertidas como para las extrovertidas.
En resumen, hemos experimentado en propias carnes que el trabajo en grupo mejora la motivación, los desempeños, la calidad de los productos generados; y nos permite mejorar nuestras habilidades sociales. Creo que, como docentes, es imprescindible que nos recordemos estos cuatro beneficios esenciales y los tengamos en mente a la hora de organizar nuestro trabajo o diseñar actividades.

Sigo con los contenidos del curso. Lo que decía al principio de esta entrada, ¿fue cajón de sastre? Sí y no. Son tres aspectos que hay que explorar en profundidad. En principio me lió un poco el hecho de que los bloques no tuviesen título más allá de Bloque 1, Bloque 2, etc. Es un puzzle en tanto se te van dando las piecitas y tú las tienes que ir uniendo. Ahora hablamos de creatividad, luego de pensamiento de diseño, luego de nuevo de creatividad, hablamos de retos por aquí, usamos esta otra técnica para fomentar el pensamiento divergente y así continuamente. Un ciclo para que vuelvas a revisar los conceptos básicos y no te despistes. Está bien para hacer que el alumno asuma una parte activa en la construcción de su conocimiento. Aún así, a nivel personal, me quedo con la duda de si tengo realmente el "grasp" como dicen en inglés, si he apresado con mínima decencia los 3 pilares básicos que se formulan en el título.

Aplicación práctica de lo aprendido: lo mejor del curso. Los procesos de convergencia-divergencia, el aplazamiento del juicio, las fases del pensamiento de diseño, los retos como herramienta de trabajo. Fan total del meta-análisis del grado de compromiso que implica para el docente y el alumno, la satisfacción derivada de elegir y concretar un desafío y buscarle una solución apropiada, perfeccionándola progresivamente.

Unas gracias enormes al equipo pedagógico que nos ha guiado en la expedición. Blanca Cañamero, Azahara García, Diego García, Luis López y Chema Muñoz que se han trabajado la tutorización y el acompañamiento más allá de corregir tareas y dinamizar foros. Las #CharlasCrea para mí han sido momentos destacados del curso: el horario elegido, formato, intervenciones de invitados y el resumen que luego hacía Blanca disponible. También preguntas, recursos, intervenciones con mucho sentido del humor en Twitter, banda sonora y un poquito de llevarnos de la mano cuando nos perdíamos en nuestras divagaciones - el trabajo en grupo es lo que tiene, a veces nos dispersamos.

En definitiva, no cuelgo medallitas a la mínima. Los docentes en general somos bastante críticos con la formación que recibimos (normal), pero cuando algo está bien, hay que decirlo y elogiarlo. Este curso merece la pena y lo recomiendo.

Y por último y más importante, de todo el equipo, destaco a mi as de corazones, Carla Longobuco. He trabajado comodísima con ella, nos hemos complementado muy bien, aprendido una de la otra y mejorado el trabajo mutuamente. El hilo, como ella misma recoge en sutori, ya está tendido, y no queda sino ir soltando bobina y seguir colaborando tejiendo redes.


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